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¿El vaso medio lleno o medio vacío? La
mente es demasiado poderosa como para minimizar el efecto de nuestras ideas e
intenciones sobre la realidad. De cómo y por qué aquello que pensamos determina
en gran parte lo que nos sucede.
Atrévase: el texto que usted comienza a
leer sólo trae buenas noticias. Hay mucha gente en el mundo convencida de que
todos podemos pensar en positivo y que esto nos conducirá, inevitablemente, a
una mejor calidad de vida.
“El optimismo es aprendido. Por lo tanto,
se mejora a través de distintos recursos, entre ellos, la psicoterapia. Se
puede traer un bagaje genético que marque una tendencia o la influencia de
aspectos de crianza, pero todo es modificable. El optimismo no es
ingenuidad ni fantasía: es un conjunto de expectativas respecto del futuro que
nos permite interpretar verazmente la realidad. Si la canoa se está hundiendo,
se está hundiendo. El punto es no llorar, sino intentar nadar (o aplicar otro
recurso, que siempre existen) para ponerse a salvo.”
Hugo Hirsch, director del Centro Privado
de Psicoterapias (CPP), dice que ver el vaso medio lleno o medio vacío no es
otra cosa que un hábito, y que un hábito es algo que podemos cambiar. “Se puede
aprender a ver lo positivo de cada situación – dice Hirsch, un psicoterapeuta
de larga trayectoria.
Hay personas que lo logran más fácilmente
que otras; existen aquellos que lo hacen naturalmente, pero todos podemos
entrenarlo por medio de distintos métodos, por ejemplo, la autoconciencia y el autoconocimiento,
aprendiendo a identificar pensamientos negativos y cuestionándolos. Si tenemos en
claro la propensión hacia el pensamiento negativo, somos conscientes de la
dificultad para ver lo positivo. Es un buen inicio.”
La búsqueda del bienestar (o de la
felicidad) es una meta que parece haber nacido con el ser humano. Todo ser
humano (sí, cada una de las personas que habitan este planeta) tiene un
conjunto de fortalezas personales: curiosidad, amor por el conocimiento,
pensamiento crítico, ingenio, perspectiva, valentía, perseverancia,
honestidad, vitalidad, amor (capacidad de amar y ser amado), generosidad,
distintos tipos de inteligencia, sentido de la justicia, capacidad de liderazgo,
don de perdonar, modestia, prudencia, autocontrol, aptitud para apreciar la
belleza, disposición para agradecer, optimismo, sentido del humor,
espiritualidad.
Disponible en:
. Acceso en: 27 sept. 2010. (Fragmento.)
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